Oxidacions fèrriques
Estudi TAC Barcelona J.M. Martí Rom
ESCULTURES DE FERRO
TALLER PICASSO. BARCELONA, 1981.
Del óxido al cisne. Raúl Ruiz, Golconda 1980
Después de la catástrofe, el desecho, el hierro viejo, el óxido.
El artesano de este interregno fluctúa ya entre la añoranza y el ansia. Inmerso en una sociedad de desguace, escarba entre los restos a la búsqueda de formas pretéritas que lo impulsen hacia el incierto futuro.
Y pretende que el reencuentro sea una cita con el ser humano, acaso porque éste ha dejado su humanidad en los objetos y se ha convertido él en objeto por excelencia.
Cuando la gente se sentaba para sentir sobre sí la lluvia fresca de las estrellas, cuando el amor era iniciación litúrgica hacia el Encuentro, cuando la danza era corazón y técnica inseparables, cuando la amistad no necesitaba teléfonos ni agendas, cuando el insecto no se había convertido aún en mutante, cuando la azada y el tornillo y el guardabarros y el martillo eran adecuados y útiles objetos, el arte- obviamente-era bello.
Pero, sumido en el desbarajuste, el artesano siente nostalgia por lo inútil y lo desfigurado, para utilizarlo y configurar unas formas que intuye como originales. Náufrago y niño en un mar de chatarra, trabaja con una torpeza que no es la del impotente, sino la torpeza infantil que continuadamente aprende ante el metal y el chispazo.
Hay una ingenuidad de primer día como preámbulo a la posibilidad entusiasta, hay un desaforado intento por acotar el espacio y reintegrarlo al ámbito, hay una pretensión de espejo cóncavo frente al presente inhóspito. Y todo ello tiende subrepticiamente a la futa, a sea huida, a esa ascensión alquímica que va del hierro al oro.
Quizás fue El profeta de Gargallo el que auguró, para después del óxido, ese cisne de la interrogación insinuando una alegría nueva, un entusiasmo esperando, un plácido e inusual estanque.